Cuida tus suculentas este invierno
Una de las cuestiones más valiosas que aprender en el entorno de las plantas y las flores es la de conocer cómo cuidar tus suculentas en invierno. Pensamos que la solución es protegerlas con un plástico pero estamos muy equivocados ya que existen una serie de factores que debes tener en cuenta para darles una buena calidad de vida y que te duren mucho.
Afrontar la llegada del frio con un poco de preparación previa y anticipación puede marcar la diferencia. El primer paso es tener suculentas en casa, las cuáles encontrarás en nuestro vivero. Si ya tienes las tuyas…¡sigue leyendo!
Riego escaso y adecuado a climatología
Desde el otoño debes empezar a espaciar el tiempo entre riegos. Ten presente que con las bajas temperaturas y la falta de iluminación el sustrato tardará más tiempo del habitual en secarse. Como truco, puedes dejar pasar unos días más antes de regar para acostumbrar a tus suculentas a las nuevas condiciones y estimularlas a entrar en hibernación.
Como sucede con otras plantas, la suma de agua y frío es el caldo de cultivo perfecto para matar sus raíces por congelación pero, también, para provocar la aparición de una enfermedad fúngica.
Luz abundante e incluso directa
Para las suculentas que pasen el invierno dentro de casa, tendremos que buscar un espacio luminoso en el que reciban al menos ocho horas de sol indirecto al día. Además, y como sucedería si estuvieran fuera de casa, necesitan un periodo de oscuridad que emule al de la noche en exterior. Si las tenemos en exterior, tendremos que comprobar si están recibiendo la cantidad de luz que necesitan.
Temperatura: un aspecto a vigilar de cerca
Dentro de casa, es fundamental colocarlas alejadas de fuentes de calor artificiales. Además es recomendable que la temperatura baje unos grados durante unas horas, simulando que se encuentran en el exterior.
En esta época del año, tanto por el reposo vegetativo como por las bajas temperaturas, las acciones como podar, trasplantar… pueden comprometer la buena salud de nuestra planta. Así que por más que nos puedan las ganas, tendremos que esperar un pelín más.
La espera merecerá la pena y, cuando te pongas a ello, sabrás que lo haces sin miedo de causar algún daño a tus plantas.
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